jueves, 14 de julio de 2011

...me senté a escribir acerca de la segunda y tercera lectura

…tengo la urgencia de contratar el servicio de Internet en casa. Para muchos, el Internet se ha convertido, sin querer y con muchas consecuencias, en un problema cuando no lo posees. Cito un comentario en el cara-libro de un querida amistad: “Después de tres días… al fin tengo Internet!”. Llevo casi dos meses sin este servicio en casa y no he entrado en pánico. Ciertamente que esto me ha atrasado en las entregas de la maestría, pero no ha sido tal mi necesidad de tener este servicio en casa porque lo tengo en todos los demás sitios: puedo conectarme en los dos trabajos, en el restaurante de mi mamá en donde hago las comidas y hasta en los locales que llego a visitar. No obstante el poder de la disponibilidad del Internet, un tema aparte debe ser su usabilidad.

Jakob Nielsen reconocido por su trabajo sobre el mundo de la información en Internet, expone en su libro Usabilidad trata de explicar el laberinto de caminos sinuosos que es el diseño de Internet. No ofrece información sobre cómo desarrollar, pero critica, observa y analiza algunos de los caminos que han tomado los diseñadores para satisfacer ciertas necesidades. Lo malo es que la mayoría de las veces, los diseñadores de páginas web (que tendrían que ser primero diseñadores de la información), sopesan valores equivocados.

Todos nos hemos encontrado con páginas en donde la dispersión y el entretenimiento están sobre la mesa quedando en segundo plano la localización de información pertinente. Son mucho más exitosos los sitios que promueven el ocio (con todas sus variantes que son deliciosas) antes que presentar análisis o arrojar información verdaderamente útil. Incluso en el Google+ que anda dando vueltas por ahí, sus herramientas más vistosas y que se comentan en el mundo real van enfocadas hacia el ocio. Entonces ¿para qué usamos la red?

Una apabullante mayoría sólo sabe surfear (y no navegar) en la red. Los usuarios brincamos de tema en tema en terrenos conocidos y jamás se aventuran a ir más allá. Un alumno dijo que en la red no se navegaba, sino que se naufragaba… Con esta metáfora náutica, todo navegante inexperto es capaz de perderse en una bahía, incuso en un día despejado. Los navegantes expertos, pueden arreglárselas sin mapas, sin brújulas o hasta sin provisiones. ¿Qué tipo de usuarios estamos creando con los servicios que ofrecemos?

Aquí es en donde esta reflexión se une con el apartado en que Jakob habla acerca del “diseño del contenido”. Como amante de las letras, me sacudieron muchas de las sugerencias del autor para escribir en la red como: usa oraciones cortas, ve al grano, no ejemplifiques, sé divertido, no te extiendas…. Eso quiere decir que del promedio, sólo las excepciones leerían esta entrada de blog porque no sigue esas indicaciones.

Dar a nuestros lectores de este mundo digital versiones resumidas, iluminadas, decoradas y animadas de información, me hace pensar que estamos creando información para el ocio. Y aunque hay personas que se alimentan más de información que del ocio, me atrevo a pensar que están perdiendo terreno en la red.

Unos dirán que si alguien quiere leer y estudiar, mejor vaya a la plataforma impresa/vivencial porque la red tiene la característica de la inmediatez. Yo sostengo que mientras tengamos un simple usuario que busque información y no el simple (y claro que aceptable ocio), se tiene que pensar en ellos y por lo tanto, diseñar para ellos.

Como ejemplo de estras consecuencias está el que ahora que estuve sin servicio de Internet en casa, me di cuenta que, aunque contaba con el servicio de una u otra forma, el medio sólo me facilitaba correo electrónico y redes sociales: puro ocio. Era difícil navegar para buscar referentes, imposible acceder al blogger para escribir esta entrada y un poco más subir/bajar información. Tuve una semana con un servicio de Internet que me inducía al ocio y no a manejar información.

En este punto, necesito dejar en claro que el contenido de este reporte, no es una excusa: es una evidencia.

Mientras las interfaces sean más cercanas a la inmediatez, a la multimedia y la distracción, nuestros usuarios seguirán usándolo y seguirán siendo de esta condición. En efecto, Jakob tiene un libro riquísimo repleto de consejos y buenos tips para los diseñadores y escritores del mundo digital, pero me entristece saber que escribir para web es como escribir para un diario: pensando en los lectores. Y vamos... si ese es el caso, no tendría por qué escribirse creación en línea.

Y sin embargo, (y por fortuna) existe.

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