domingo, 31 de mayo de 2009

...ya sé que vas diciendo...

...que soy mala, que el alma tengo negra -muy negra-, que soy interesada y preseutuosa, que de orgullosa no cabe más...


Eungenia es mi héroina. Cuando niña crecí escuchando aquellos discos míticos de Juego con Fuego y Corazón de León. Sin embargo, la amé con pasión cuando escuché la fuerza de su voz con sus Tangos y me dejó fulminada, perdida de amor, con Tirana.

Juro que siempre quise cantar como ella "No me amenaces", "Puro Teatro" y "Fallaste corazón" al primero del que me enamorase como tonta porque "Lo han visto con otra". Porque yo, siguiendo su papel de "Tirana", no me dejaría morir (según tu punto de vista, yo soy la mala, vampiresa en tu novela, la gran tirana...)

Hasta hace unos cuando años, tarde sin duda, la escuché cantar a Cri-Crí. Años más atrás, el Abogado me dejó escuchar un disco que añoro -Que devuelvan- donde encontré delirio por la ropa interior (...amor con mala ortografía...) y mi oración a San Miguel Arcángel (...Santito...).

Otros discos vinieron después, pero para mí aquellos pasados fueron los mejores.

Adoro esa mujer hasta antes de volverse platinada.

...Cada cual en este mundo,
cuenta el cuento a su manera,

y lo hace ver de otro modo en la mente de cualquiera...

Quizá me falta escucharla más.

Mi primera y segunda madre nos inyectaban a mi hermana y a mí cada que podían las canciones de Eugenia, la leona dormida, la muñeca rota, la que se quejaba de que "Él me mintió", la que hizo Diana Salazar, la que tenía ganas de no verlo nunca más, la que quería amanecer con alguien, la de los respetos, Señora, señora, señora... (y muchísimas más), con toda esa ideología fuerte, salpicada de feminismo y femineidad.

Yo sí creí eso de "A mi me pasa lo mismo que a usted..." y a veces me entran las ganas de ser mujer de hierro y otras mujer de papel.

Y bueno, esta noche, tengo la envidia que sólo con Eugenia León pude recordar.

1 comentario:

le consentement tacite dijo...

Pues cuando era niña -y resulta increíble por mis gustos musicales-escuchaba con cierta alegría al gran Juan Gabriel y a José José, caray, son siete y media de la mañana y cómo vendría bien unas chelitas...

saludos