...tengo una cicatriz...

...sé que no cicatrizo como las demás personas.

Hace más de seis años, a la mitad del pecho, en el inicio de mi esternón, la vida me atravesó con precisión. La gente decía que era un piquete, acné o un absceso; la verdad es que no recuerdo cómo empezó, pero el hecho es que nunca se quitó. Pica, duele, se irrita y no hay día en donde no lo toque y advierta que es un bulto de nada. Unos doctores dijeron que era una cicatriz fea que no se podia tratar porque siempre quedaría igual o peor. Beh!

Luego, después de la colecistitis y su consecuente colecistectomía abierta, me quedó una cicatriz en línea recta de unos 12 centímetros exactamente 20 cm más abajo de la primera. Al principio parecía que sería invisible con el tiempo, pero cuando pasó el tiempo de cura más química y comenzó la última de "remodelado y maduración", descubrí que comenzaba a parecerse a la cicactriz de mi esternón. Picaba, molesaba y comenzaba a extenderse y abultarse. Era igual, pero más grande.

Fue entonces que la vida me presentó al doctor Kobo Abe y encontré una respuesta.


Me explicó que normalmente hay dos tipos de cicatrización: la normal y la hipertrófica. La segunda, desarrollada en mí por razones desconocidas, hace que la piel se levante y se torne más rosa, es como si la piel nueva fuera un poquito de más y fuese muy sensible a todo. Ahora bien, este tipo de cicatrización puede formar queloides por miles de razones. La cicatrización queloidal es horrible, hace tumores y malformaciones y duele mucho. Ser hipertrófica no me hace candidata a cirugías estéticas, pero me hace excelente para hacerme escarificaciones.

No sé cuando fue que dejé de cicatrizar como la mayoría de las personas. De niña recuerdo que me hice infinidad de raspadas, cortadas, tajos y tuve todos los accidentes que toda chamaca debe tener, pero jamás me cosieron ni me rompí nada. Igual y siempre he sido así y sólo hasta ahora lo noté... Viéndolo con cuidado es hasta como una novedad: no cicatrizo; el tiempo no me cura.

El doctor Kobo me dijo que mi caso no era tan grave: bajo la ropa nadie que no invite me verá mi cicatriz. Problema sería que estuviera en mi cara y me conviertiera en un monstruo ante los ojos de todos, incluso en las personas amadas. Me contó la historia sobre su caso y yo le escuché asombrada. En su lugar, me hubiera vuelto loca. Antes de irme, le pregunté por aquel punto inicial que tengo en el pecho. Él se rió y me dijo que era un bonito adorno escarlata que combina con ciertas prendas. Le dio un beso coquetón y me pidió que lo acompañara a andar en bici. Le di las gracias, pero mejor me fui diciéndole que no puedo hacer grandes esfuerzos aún. "Tiene Ud razón" dijo "Además, mi mujer leerá todo esto y se pondría furiosa".